Las lesiones de espalda son un problema
creciente en el mundo occidental industrializado, y suponen una pesada carga
para el sistema sanitario. Se estima que a lo largo de la vida, la
incidencia de la lumbalgia oscila entre el 60 y el 80%, y aunque la
mayor parte de las lumbalgias (80-90%) remiten en 2-3 semanas, las recurrencias
son frecuentes. Un problema más importante lo constituyen el 5-10% de pacientes
discapacitados como consecuencia de un cuadro de dolor lumbar crónico, y que
generan el 75-90% del gasto sanitario.
Si tienes diagnosticado una hernia
discal, probablemente hayas tenido dolores recurrentes en la zona lumbar que
con reposo, antiinflamatorios o relajantes musculares han remitido. Puede que
te resulte raro que te hayan diagnosticado una hernia discal debido a que los
síntomas no fueron tan terribles como pensabas que sería una patología así.
Quizás, tuvieras clarísimo que algo iba mal. Sufrir una hernia
discal puede causar síntomas y signos diferentes en cada persona.
El disco suele ir
lesionándose poco a poco: primero son dolores locales, y más tarde, el dolor va
alejándose hacia el glúteo y pierna. No siempre afecta a la raíz nerviosa. En
el caso de afectar el ganglio raquídeo, los síntomas son diferentes: llegan al
pie y puedes experimentar parestesias, sensaciones extrañas,
hormigueo, etc.
Cuando te diagnostican una hernia
discal; ¿qué significa? ¿Todos siguen el mismo patrón? ¿Sé qué me va a pasar?
¿Puedo curarme? ¿En qué consiste el tratamiento? ¿Por qué me ha pasado esto?
En el momento que sale el material
discógeno al exterior, se producirá una inflamación y el sistema
inmunitario actuará para eliminar ese material. La experiencia
del dolor, su intensidad y discapacidad resultante depende de cada individuo. Cuando
pasa un tiempo la situación se “normaliza”. La estructura vertebral ya
no será igual, tiene una nueva fisionomía y no recupera su estado inicial.
Esto cambios pueden llevar a problemas mecánicos, hacer que perdure el dolor
cuando estresamos la estructura con posturas mantenidas y movimientos
repetitivos. Estos cambios patoanatómicos (en la estructura) no son necesarios
para experimentar dolor. Existen muchos casos en los que hay dolor sin cambios
anatómicos patológicos. El dolor es una sensación muy compleja y depende
de muchos factores. El sistema nervioso es el órgano
encargado de la percepción del dolor. Uno de los peligros que puede
haber después de tener episodios recurrentes de dolor es una sensibilización
por parte de este ante movimientos, independientemente del estado de la
estructura. A mí, como fisioterapeuta, me interesa que te muevas sin dolor lo
más pronto posible, para sentir más movimiento y por lo tanto, sentir
mejoras. La estrategia entonces será: cambiar la biomecánica de la zona
afectada, reeducar tu sistema de movimiento para corregir el movimiento que te
ha producido esa lesión y, muy importante, que tu organismo no considere el
movimiento como una amenaza.
¿Qué debería haber pasado en una
situación ideal al notar los primeros dolores de espalda? Lo ideal hubiera sido
que hubieras ido al médico y este te hubiera derivado a un fisioterapeuta, o
directamente haber ido a un fisioterapeuta. El fisioterapeuta hubiera valorado: si
te puede tratar o derivar a un médico, cuál es la estructura afectada (o
estructuras), el mecanismo de dolor predominante, y muy importante, estudiar a
fondo los factores que han llevado a que se produzca ese dolor lumbar.
Puede haber factores externos como posturas mantenidas,
forzadas debido al trabajo o factores internos, como por ejemplo,
una debilidad de músculos que producen una un movimiento excesivo de las
articulaciones.
Cómo probablemente no ha sido el caso,
ahora ya está el problema, y hay que poner soluciones. Debemos evitar la
cirugía y, para ello, hay que identificar una dirección de tratamiento
adecuada, tratar la estructura dañada en el grado o intensidad
óptimo para tú caso en concreto y establecer una progresión
adecuada de movilización. En mi práctica clínica siempre intento que
el paciente sea lo más activo e independiente posible. Hemos destacado
los factores contribuyentes, ya que considero muy importante, no solo tratar
las consecuencias sino las causas. Quiero saber qué ha producido en ti una
hernia lumbar.
La mayoría de personas mejoran con
tratamiento personalizado. Incluso personas con años sufriendo dolor lumbar,
aprenden cómo manejar su problema, y consiguen dominarlo. Educar al paciente
para eliminar mitos, información dañina y pensamientos catastrofistas es
fundamental. No sabes qué te va a pasar. Es un problema que te
persigue a todos partes, tienes un dolor que te recuerda constantemente que
tienes algo que no está bien. Eso crea un malestar, miedos, etc.
Voy a ser sincero. Me da mucha pena ver
como tanta gente que sufre dolor lumbar sin recibir un tratamiento adecuado
y, algunos que lo consiguen, lo hacen con tratamientos poco rigurosos y
personalizados. Peor todavía, gente de mi entorno que sufre dolor lumbar y pese
a insistir que podría haber solución no hacen nada. Hay un desconocimiento
generalizado del trabajo que un fisioterapeuta puede hacer en estos casos. No
te acostumbres al dolor. No pienses que no se puede hacer nada. Probablemente
sólo has recibido tratamiento farmacológico y como mucho algún tratamiento con
electroterapia o algún masaje. Esto es del todo insuficiente en muchos casos.
Quiero que te sientas mejor y todos los días me preparo para este fin. Date una
oportunidad.