martes, 23 de diciembre de 2014

Tengo una hernia discal lumbar ¿Y ahora qué?





Las lesiones de espalda son un problema creciente en el mundo occidental industrializado, y suponen una pesada carga para el sistema sanitario. Se estima que a lo largo de la vida, la incidencia de la lumbalgia oscila entre el 60 y el 80%, y aunque la mayor parte de las lumbalgias (80-90%) remiten en 2-3 semanas, las recurrencias son frecuentes. Un problema más importante lo constituyen el 5-10% de pacientes discapacitados como consecuencia de un cuadro de dolor lumbar crónico, y que generan el 75-90% del gasto sanitario.

Si tienes diagnosticado una hernia discal, probablemente hayas tenido dolores recurrentes en la zona lumbar que con reposo, antiinflamatorios o relajantes musculares han remitido. Puede que te resulte raro que te hayan diagnosticado una hernia discal debido a que los síntomas no fueron tan terribles como pensabas que sería una patología así. Quizás,  tuvieras clarísimo que algo iba mal. Sufrir una hernia discal puede causar síntomas y signos diferentes en cada persona.

El disco suele ir lesionándose poco a poco: primero son dolores locales, y más tarde, el dolor va alejándose hacia el glúteo y pierna. No siempre afecta a la raíz nerviosa. En el caso de afectar el ganglio raquídeo, los síntomas son diferentes: llegan al pie y puedes  experimentar parestesias, sensaciones extrañas, hormigueo, etc. 


Cuando te diagnostican una hernia discal; ¿qué significa? ¿Todos siguen el mismo patrón? ¿Sé qué me va a pasar? ¿Puedo curarme? ¿En qué consiste el tratamiento? ¿Por qué me ha pasado esto?

En el momento que sale el material discógeno al exterior, se producirá una inflamación y el sistema inmunitario actuará para eliminar ese material. La experiencia del dolor, su intensidad y discapacidad resultante depende de cada individuo. Cuando pasa un tiempo la situación se “normaliza”. La estructura vertebral ya no será igual, tiene una nueva fisionomía y no recupera su estado inicial. Esto cambios pueden llevar a problemas mecánicos, hacer que perdure el dolor cuando estresamos la estructura con posturas mantenidas y movimientos repetitivos. Estos cambios patoanatómicos (en la estructura) no son necesarios para experimentar dolor. Existen muchos casos en los que hay dolor sin cambios anatómicos patológicos. El dolor es una sensación muy compleja y depende de muchos factores. El sistema nervioso es el órgano encargado de la percepción del dolorUno de los peligros que puede haber después de tener episodios recurrentes de dolor es una sensibilización por parte de este ante movimientos, independientemente del estado de la estructura. A mí, como fisioterapeuta, me interesa que te muevas sin dolor lo más pronto posible, para sentir más movimiento y por lo tanto, sentir mejoras. La estrategia entonces será: cambiar la biomecánica de la zona afectada, reeducar tu sistema de movimiento para corregir el movimiento que te ha producido esa lesión y, muy importante, que tu organismo no considere el movimiento como una amenaza. 


¿Qué debería haber pasado en una situación ideal al notar los primeros dolores de espalda? Lo ideal hubiera sido que hubieras ido al médico y este te hubiera derivado a un fisioterapeuta, o directamente haber ido a un fisioterapeuta. El fisioterapeuta hubiera valorado: si te puede tratar o derivar a un médico, cuál es la estructura afectada (o estructuras), el mecanismo de dolor predominante, y muy importante, estudiar a fondo los factores que han llevado a que se produzca ese dolor lumbar. Puede haber factores externos como posturas mantenidas, forzadas debido al trabajo o factores internos, como por ejemplo, una debilidad de músculos que producen una un movimiento excesivo de las articulaciones. 

Cómo probablemente no ha sido el caso, ahora ya está el problema, y hay que poner soluciones. Debemos evitar la cirugía y, para ello, hay que identificar una dirección de tratamiento adecuada, tratar la estructura dañada en el grado o intensidad óptimo para tú caso en concreto y establecer una progresión adecuada de movilización. En mi práctica clínica siempre intento que el paciente sea lo más activo e independiente posible. Hemos destacado los factores contribuyentes, ya que considero muy importante, no solo tratar las consecuencias sino las causas. Quiero saber qué ha producido en ti una hernia lumbar. 

La  mayoría de personas mejoran con tratamiento personalizado. Incluso personas con años sufriendo dolor lumbar, aprenden cómo manejar su problema, y consiguen dominarlo. Educar al paciente para eliminar mitos, información dañina y pensamientos catastrofistas es fundamental. No sabes qué te va a pasar.  Es un problema que te persigue a todos partes, tienes un dolor que te recuerda constantemente que tienes algo que no está bien. Eso crea un malestar, miedos, etc.

Voy a ser sincero. Me da mucha pena ver como tanta gente que sufre dolor lumbar sin recibir  un tratamiento adecuado y, algunos que lo consiguen, lo hacen con tratamientos poco rigurosos y personalizados. Peor todavía, gente de mi entorno que sufre dolor lumbar y pese a insistir que podría haber solución no hacen nada. Hay un desconocimiento generalizado del trabajo que un fisioterapeuta puede hacer en estos casos. No te acostumbres al dolor. No pienses que no se puede hacer nada. Probablemente sólo has recibido tratamiento farmacológico y como mucho algún tratamiento con electroterapia o algún masaje. Esto es del todo insuficiente en muchos casos. Quiero que te sientas mejor y todos los días me preparo para este fin. Date una oportunidad.