viernes, 31 de enero de 2014

El entrenamiento de la fuerza y fisioterapia (I)




·         Introducción
  Cuando se utiliza el ejercicio terapéutico se puede utilizar infinidad de metodologías según la disfunción del movimiento que se tenga, la patología, la persona que tengamos delante, el deporte que realiza, cómo se lesionó o los objetivos a los que se quiera llegar, como medida preventiva, etc. 

  El entrenamiento de la fuerza es parte fundamental en muchos deportes y es opción de muchísimas personas que acuden a los gimnasios para cumplir diferentes objetivos y para disfrutar. El entrenamiento de la fuerza es utilizado por los fisioterapeutas para normalizar la situación tras una operación, es decir, como parte de la recuperación funcional. También cuando se produce una disfunción, lesión hay un sinfín de motivos por el cual se debe utilizar el entrenamiento de la fuerza como parte del tratamiento, en el momento y  bajo contexto adecuado. 

  Los fisioterapeutas debemos  conocer las bases del entrenamiento de la fuerza y tener conocimientos sobre las técnicas y metodologías que se utilizan, por una cuestión muy sencilla; la metodología del entrenamiento o la ausencia de esta puede ser la causa principal del problema. Hay mucha gente que se lesiona por culpa de realizar una técnica mal, por entrenar por encima de sus posibilidades o, todavía más común, por llevar una metodología de entrenamiento inasumible. Por lo tanto, si no cambiamos esta manera de proceder, por mucho que normalicemos los síntomas, puede volver a tener recaídas o tener otro tipo de problemas a medio o largo plazo. Además, lo que queremos es devolver el paciente a la normalidad, que continúen haciendo lo que les gusta; lo que realmente es bueno para ellos, siempre que se haga bien. Esa es nuestra faena. No hacerle más rápido, más fuerte, eso es trabajo de los profesionales de ciencias de la actividad física y deporte. Mientras se consideren pacientes, nuestra función es progresivamente que pueda volver a hacer el movimiento que no puede hacer y cambiar algunas cosas que les condujeron al fracaso. 

  Para llegar a realizar un entrenamiento de fuerza puede que haya que recorrer un camino previo, según cada caso. Puede que el fisioterapeuta observe un patrón del movimiento inadecuado y haya que corregirlo. Para el paciente el fin es entrenar como antes y para llegar a ese fin hay que trabajar otras cosas previamente. 

  Utilizar el entrenamiento para ganar fuerza o ganar masa muscular en algunos casos es evidente. Tiene una lesión que ha llevado a debilidad o pérdida de masa muscular y una vez el tejido se ha estabilizado hay que recuperarse. Puede haber sido operado, lo que conlleva un tratamiento post-quirúrgico. Volver a la normalidad con ejercicios de coordinación, equilibrio, fuerza, etc. Pero no es tan común valorar qué hace nuestro paciente en el gimnasio para poder relacionarlo con su problema como causa directa o causa concomitante o perpetuador del problema. Cómo sabemos si la metodología del entrenamiento es el responsable, o si realmente el problema está directamente relacionado con el ejercicio. Como siempre hay que razonar. Hay casos evidentes, y otros no tanto. Podemos, en algunos casos, realizar una pedagogía a personas cuyo problema no es por ese motivo, pero cuya enseñanza está totalmente justificada una vez valorado qué hace para entrenar y siempre teniendo en cuenta que su objetivo es volver a entrenar. Hay que tener muy claro cuáles son los objetivos del paciente. 

  Evidentemente cuando explico todo esto de la pedagogía del entrenamiento no digo que no se haga un tratamiento. Primero hay que reducir o eliminar la molestia, modular el dolor, o dar tiempo a que los tejidos, si hay lesión de tejidos, se normalice. 

  Existe un gran número de personas que experimentan una disfunción que no le permite disfrutar del entrenamiento, les limita e incluso les impide seguir entrenando. Les produce un gran estrés, cosa que causa mucho malestar y preocupación. Habitualmente, cuando una persona sufre molestia inician un tiempo de “recuperación”, no realizando el ejercicio que piensan que les lesionó, o bajando su intensidad, en muchos casos remite los síntomas y continúan realizando la misma metodología de entrenamiento, que es lo que, en la gran mayoría de los casos, les lesionó. En otras ocasiones la molestia no desaparece y, en el caso de poder permitírselo, es cuando acuden a nosotros. Lo peor de todo es que entran en un círculo que les lleva a un dolor cronificado y de difícil solución. Estamos hablando de personas mal asesoradas (por “profesionales” mal cualificados) o que directamente no son asesorados y entrenan según les ha contado un amigo, o han leído por internet. 

  En definitiva, hay un número de personas que sufren una disfunción por seguir una mala metodología, por no seguir ninguna metodología, por realizar mal los ejercicios, por realizar ejercicios no recomendables a la intensidad en la que lo trabajan, utilizar intensidades inapropiadas, no descansar lo suficiente, etc. El trabajo más importante del fisioterapeuta en estos casos es la pedagogía. Es muy complicado tener un paciente a tu disposición y realizar los ejercicios y las progresiones. Por este motivo defiendo la posibilidad de realizar una pedagogía potente y de calidad, donde le das unas pautas al paciente para poder medir todo lo que hace, plasmarlo y darle pautas para saber progresar. Debemos identificar al paciente que necesita de esta pedagogía y que entienda que hay que ser muy metódico, no ser imprudente, tener un plan y seguirlo. 

  Voy a realizar próximamente algunas entradas sobre este tema, más específicos. Hablaré sobre los puntos que podemos controlar sobre el entrenamiento, cómo medir, cómo progresar, cómo elegir la intensidad. Establecer unas bases sencillas que nuestro paciente fácilmente asumirá, si sabemos transmitir la importancia de seguir una metodología que no les lleve al colapso.  Y esto no es hacer el trabajo de otros, esto es establecer unas bases de conocimiento mínimas para que el paciente no vuelva a recaer y vuelva a la normalidad e incluso disfrute todavía más de lo que hace.